lunes, 5 de diciembre de 2016

8 reglas de oro de la convivencia social

Para una mejor convivencia en nuestro entorno social, resulta fundamental cumplir ciertos principios o reglas que permitirán que exista el respeto y la amabilidad por sobre todas las cosas dentro del seno de la sociedad. 

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Existen 8 reglas de oro de la convivencia social, a saber:


  • Saludar y despedirse al entrar y salir de un lugar que frecuentas o conoces personas, como negocios, tu lugar de trabajo, etc.
  • Evitar gritar o hablar demasiado alto en lugares públicos, como restaurantes, transportes públicos, etc.
  • Respetar el carácter, las opiniones y las costumbres de otras personas, y no te refieras a ellas despectivamente.
  • Escuchar atentamente a otros cuando te hablan y no interrumpir.
  • Si hay una persona mayor, una mujer embarazada o una persona con discapacidad se la deja pasar delante y se le facilita el paso, o si vamos en un transporte público, se le debe ceder el asiento.
  • Debemos pedir "por favor" y dar las "gracias".
  • No destruir jardines, puertas, paredes o monumentos, ni escupir en la calle o la vereda; esto demuestra tu cultura y educación.
  • Proteger a los animales, cuidando el medio ambiente para preservar el ecosistema y evitando la violencia o la caza.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Las ciudades mejores y peores educadas del mundo



Las ciudades están llenas de personas de todo tipo, pero la amabilidad no está muy generalizada en algunas de ellas.

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Nueva York, la ciudad con mejores modales
Según el estudio global sobre la buena educación a nivel mundial, las ciudades con mejores modales son:
   1. Nueva York (Estados Unidos): 80%.
   2. Zurich (Suiza): 77%.
   3. Toronto (Canadá): 70%.
   4. Berlín (Alemania), Sao Paulo (Brasil) y Zagreb (Croacia): 68%.
   5. Auckland (Nueva Zelanda) y Varsovia (Polonia): 67%.
   6. Ciudad de México (México): 65%.
   7. Estocolmo (Suecia): 63%.
   8. Madrid (España), Budapest (Hungría), Praga (República Checa) y       Viena (Austria): 60%.
   9. Buenos Aires (Argentina), Johannesburgo (Suráfrica), Lisboa (Portugal), Londres (Gran Bretaña) y París (Francia): 57%.

En cuanto a los peores resultados, las menos educadas, fueron las siguientes ciudades:
   1. Mumbai (India): 32%.
   2. Bucarest (Rumanía): 35%.
   3. Kuala Lumpur (Malasia): 37%.
   4. Seúl (Corea del Sur): 40%.
   5. Moscú (Rusia) y Singapur (Malasia): 42%.
   6. Yakarta (Indonesia): 43%.
   7. Taipei (Taiwan): 43%.
  8. Bangkok (Tailandia), Hong Kong (China) y Liubliana (Eslovenia): 45%.
   9. Milán (Italia) y Sydney (Australia): 47%.
   10. Helsinki (Finlandia) y Manila (Filipinas): 48%.
   11. Amsterdam (Holanda): 52%.

La importancia del respeto

Por qué el respeto es importante es una simple y al mismo tiempo muy significativa pregunta. Antes de profundizar sobre ello es necesario aclarar qué es: el respeto es un valor fundamental que nos hace tener consideración, aprecio y reconocimiento hacia alguien o incluso algo, tomando en cuenta sus intereses, limitaciones, miedos, condición y sentimientos.

Saber respetar a los demás es esencial, porque representa valorar y tolerar las diferencias y comprender que ellas nos hacen crecer. Entendemos por respeto al acto mediante el cual una persona tiene consideración por otra y actúa teniendo en cuenta sus intereses, capacidades, preferencias, miedos o sentimientos. El respeto es una de las acciones más importantes y primarias que los seres humanos pueden tener entre sí porque el mismo significa siempre valorar lo que al otro lo hace diferente a uno y tolerar esas diferencias en pos de vivir mejor en comunidad. El respeto puede aplicarse a diferentes grupos de la sociedad y variar en términos de sus características dependiendo de ello: el respeto por los niños y por la infancia supone su protección, el respeto por la libertad de expresión supone su defensa, el respeto por los ancianos supone su atención constante, etc.


La consideración a los demás, empieza por nosotros mismos. El valor del auto respeto puede ser algo que muchas veces damos por sentado, aunque no siempre lo ponemos en práctica. Cultivar un sentido de respeto hacia sí mismo comienza con reconocerse como un ser único y es necesario para desarrollar nuestro potencial y construir relaciones sanas. Alguien que tiene auto respeto y se trata con amor, será más tolerante con los demás.

Aceptarnos como somos quiere decir reconocer nuestras fortalezas, pero también nuestras debilidades, entendiendo que son parte de nosotros y nos ayudan a crecer. Debemos ver los errores que cometemos con amor y de manera responsable, evitando la autocrítica, si es muy dura, se puede distorsionar al grado de convertirse en conductas autodestructivas.

No es posible hablar de respeto sin hablar de los demás. Para tener una sana convivencia es necesario establecer límites de lo que podemos y no hacer y dónde comienzan los de los demás. El respeto es una forma de reconocimiento y de aprecio a las cualidades de otros, primero que nada, por su valor como personas y segundo, por su conocimiento, y experiencia. Ejercer este valor permite que la sociedad viva en paz, en una sana convivencia con base en normas e instituciones.

El respeto debe ser inculcado desde la más tierna infancia y sin duda, la mejor manera de hacerlo es a través del ejemplo. Si nuestros hijos ven que tratamos a los demás de manera digna, será más fácil inspirarlos a comportarse así.

En el hogar padres e hijos necesitan tener libertad de expresar sus pensamientos sin sentirse juzgados. Está bien estar en desacuerdo, pero no debe permitirse degradar a quien piensa de manera distinta a la nuestra. Los niños construyen su sentido de auto respeto por medio de su interacción con los otros. Saber que sus opiniones son tomadas en cuenta y verse a sí mismos de manera positiva les permitirá tratar a quienes los rodean de manera adecuada.

¡Usted primero, por favor!


Leyendo al magnífico escritor Arturo Pérez-Reverte me recordó la famosa anécdota que siempre escuché en casa. El señor que en la puerta de un hotel le cede el paso a una señora. La señora se vuelve al señor y le dice: "Oiga, ¿no me dejará usted pasar porque soy una señora, no? A lo que el señor le responde muy tranquilo: "No, señora. Le dejo pasar porque yo soy un caballero".

No era una señora
   Ayer me quedé de pasta de boniato. Estaba a punto de entrar en una librería y coincidí en la puerta con una señora. Al menos, creí que lo era. Una mujer sobre los cuarenta años, normalmente vestida, quizá con un punto demasiado juvenil para su edad. Por lo demás, de aspecto agradable. Ni elegante ni ordinaria. Ni guapa ni fea. Coincidimos en la puerta, como digo, viniendo ella de un lado de la calle y yo de la dirección contraria.
   Y en el umbral mismo, por reflejo automático, me detuve para cederle el paso. Desde hace casi sesenta años su trabajo les costó a mis padres, en su momento eso es algo que hago ante cualquiera. mujer, hombre, niño; incluso ante los que van por el centro de Madrid en calzoncillos y chanclas, torso desnudo y camiseta al hombro, impregnando el aire de aroma veraniego; tan desahogados, ellos y la madre que los parió, como si estuvieran en el paseo marítimo de una playa o vinieran de chapotear en la alberca del pueblo.
   Me detuve en el umbral, como digo. Para cederle el paso a la señora, igual que se lo habría cedido al lucero del alba. Incluso a mi peor enemigo. Hasta a un inspector de Hacienda se lo habría cedido. Pero mi error fue considerar señora a la que sólo era presunta; porque al ver que me detenía ante ella, en vez de decir "gracias" o no decir nada y pasar adelante, me miró con una expresión extraña, entre arrogante y agresiva, como si acabara de dirigirle un insulto atroz, y me soltó en la cara. "Eso es machista".
   Oigan. Tengo sesenta y cuatro tacos de almanaque a la espalda, y entre lo que lees, y lo que viajas, y lo que sea, he visto un poco de todo; pero esto de la señora, o la individua, en la puerta, no me había ocurrido nunca. En mi vida. Así que háganse cargo del estupor.
   Calculen el puntazo de que eso le pase a un fulano de mis años y generación, educado, entre otros, por un abuelo que nació en el siglo XIX, y del que aprendí, a temprana edad, cosas como que a las mujeres se las precede cuando bajan por una escalera y se les va detrás cuando la suben, por si les tropiezan los tacones, que cuando es posible se les abre la puerta de los automóviles, que uno se levanta del asiento cuando ellas llegan o se marchan, que se camina a su lado por el lado exterior de las aceras "Que no digan que la llevas fuera", bromeaba mi padre con una sonrisa y cosas así. Calculen todo eso, o imagínenlo si su educación familiar dejó de incluirlo en el paquete, y pónganse en mi lugar, parado ante la puerta de la librería, mirando la cara de aquella prójima.
   Habría querido disponer de tiempo, por mi parte, y de paciencia, por la de ella, para decir lo que me hubiera gustado decirle. Algo así como se equivoca usted, señora o lo que sea. Cederle el paso en la puerta, o en cualquier sitio, no es un acto machista en absoluto, como tampoco lo es el hecho de no sentarme nunca en un transporte público, porque al final acabo avergonzándome cuando veo a una embarazada o a alguien de más edad que la mía, de pie y sin asiento que ocupar. Como no lo es ceder el lugar en la cola o el primer taxi disponible a quien viene agobiado y con prisa, o quitarte el sombrero porque algunos, señora o lo que usted sea, usamos a veces panamá en verano y fieltro en invierno cuando saludas a alguien, del mismo modo que te lo quitas que para eso también lo llevas, para quitártelo cuando entras en una casa o un lugar público.
   Así que entérate, cretina de concurso. Cederte el paso no tiene nada de especial porque es un reflejo instintivo, natural, que a la gente de buena crianza, y de ésa todavía hay mucha, le surge espontánea ante varones, hembras, ancianos, niños, e incluso políticos y admiradores de Almodóvar. Ni siquiera es por ti. Ni siquiera porque seas mujer, que también, sino porque la buena educación, desde decir buenos días a ceder el paso o quitarte la puta gorra de rapero, si la llevas, facilita la vida y crea lazos solidarios entre los desconocidos que la practican.
   Y, bueno. Me habría gustado decir todo eso de golpe, allí mismo; pero no hubo tiempo. Tampoco sé si lo iba a entender. Así que permanecí inmóvil, mirándola con una sonrisa que, por supuesto, le resbaló por encima como si llevara un impermeable; porque al ver que me quedaba quieto y sin decir nada, cruzó el umbral con aire de estar gravemente ofendida. "Lo he hecho polvo", debía de pensar. Y yo la vi entrar mientras pensaba, a mi vez. No es por ti, boba. Sé de sobra que no lo mereces. Es por mí. Por la idea que algunos procuramos mantener de nosotros mismos.
   Algo que, mientras te veo entrar en esa librería que de tan poca utilidad parece serte, me hace sonreír con absoluto desprecio.

sábado, 19 de noviembre de 2016

LOS HOMBRES RESPONDEN

¡VIDEO! ¿Qué pasa si pones un niño frente a un niña y le pides que la abofetee? 



Los mas chicos exponen sus reacciones cuando les piden que golpeen a una mujer. El video trata de generar conciencia contra la violencia de genero. 

Sabías que un hombre caballero debe no solo abrir la puerta, sino también: 

- Respetar a todos sin importar su genero 

- Ser honestos y abiertos 

- Aceptar al otro como tal, sin prejuzgar 

- Ayudar al prójimo sin esperar nada de el otro

- Actuar. Las acciones valen mas de mil palabras 

- Cuidar y amar a su familia y seres queridos 

¿Por qué la educación de Finlandia es la mejor del mundo?

En su última película, “¿Qué invadimos ahora?”, el cineasta estadounidense Michael Moore se propone analizar y descifrar el éxito educativo de Finlandia, país que ha sido reconocido a nivel mundial por su calidad educativa.
En un fragmento de ese documental, el cineasta se propone comparar el sistema finés con el estadounidense. Y descifrar cuál es el secreto detrás de ese sistema educativo. Las respuestas, para su sorpresa, son bastante sencillas y claras.
 
Video
Esa pregunta se hizo el famoso documentalista Michael Moore en su última película "¿Qué invadimos ahora?". Las respuestas sorprenden con ideas claras y sencillas.  
Los niños en Finlandia prácticamente no llevan tarea. Pasan menos tiempo en la escuela (en promedio unas 20 horas semanales en la escuela), tienen ciclos lectivos más cortos. Finlandia es un país donde no existe la educación privada, donde todas las escuelas son iguales, tienen el mismo nivel, donde se juntan niños que llegan desde distintas realidades sociales.
Con humor, Moore va desentrañando los puntos básicos de ese sistema educativo, que a simple vista no parecen imposibles. La propia ministra de Educación de Finlandia, Krista Kiuru, asegura que el secreto del éxito es que los alumnos “no llevan tarea”. “Deben tener más tiempo para ser niños y disfrutar de la vida”, añade la funcionaria. En el mismo sentido se expresa un director de escuela secundaria: “El término ‘tarea’ es obsoleto. Los niños tienen otras cosas que hacer después de la escuela, como estar con otros niños, con la familia, hacer deportes, tocar música, leer”, enumera.
“El cerebro tiene que relajarse cada tanto. Si trabajas constantemente, dejas de aprender y no sirve hacer eso por largos períodos de tiempo”, explica otra directora de escuela.
Una política educativa que pareciera ser sencilla desde la teoría, aunque para muchos países parecería inalcanzable en la práctica.

viernes, 18 de noviembre de 2016

TIPS PARA SER CORTÉS Y AMABLE CON LOS OTROS

1. Sonríe. Tan solo el hecho de sonreír hará que te veas y te sientas una persona más amable. Ya sea que les sonrías a desconocidos o a gente que conozcas, los motivarás para que también te sonrían. Muchos podrían pensar que eres frío o descortés porque eres tímido y no sonríes tanto. Así que la próxima vez que te cruces con alguien que apenas conozcas o un desconocido, acostúmbrate a sonreír. Hacerlo también hará que te sientas más contento, aunque no estés en tu mejor momento, así que siempre sacarás provecho de las sonrisas.




2. Preséntate a otras personas. Si estás en un lugar y ves a alguien que no conoces, pero todos los demás parecen conocerse, tómate el tiempo para presentarte. Si conversas con alguien de la cola en la cafetería, preséntate cuando sea apropiado. Será un gesto amable y cortés que podría ayudar a romper el hielo. Decir algo sencillo como “Hola, me llamo José, gusto en conocerte” hará que despiertes la conversación. Las personas amables suelen presentarse porque les emociona conocer gente nueva.

3. Haz un cumplido sincero. A todo el mundo le encanta los cumplido, así que no temas decir algo positivo sobre los demás. Eso sí, ten cuidado, no halagues demasiado. Demasiados cumplidos podrían darle a entender a la otra persona que tratas de adularla, sobre todo si es un superior, quien podría pensar que eres un perrito faldero. Haz un cumplido de algo sencillo como el suéter o la joya que tenga el otro.
4. Sé educado. Deberás ser igual de educado con los desconocidos como lo serías con tus familiares. Esa persona desconocida en la cafetería podría sentirse muy solitaria y tú podrías ser la única persona con la que haya hablado ese día. Aunque tengas un mal día, tómate el tiempo para decir “disculpa”, sostener la puerta para los demás y tratar a todo el mundo con el mínimo de respeto. No ocupes dos asientos en el autobús ni hable con una voz muy alta por el celular, más bien sé educado y cede tu asiento a otra persona.
5. No digas malas palabras. Hacerlo hará que parezcas una persona vulgar, grosera y para nada amable. Si los demás te ven vociferando insultos y enfadándote, rechazarán tu vibra negativa y no querrán estar contigo. La próxima vez que te enfades o tengas ganas de decir malas palabras, procura hacerlo en tu mente o incluso combate esos insultos sonriendo.



6. Ofrece tu ayuda. Será importante que te ofrezcas a ayudar a todos, ya sea alguien que esté cargando cosas y no pueda abrir una puerta, un niño que haya dejado caer su juguete o un anciano que camine con dificultad. Un día, tú también dependerás de la amabilidad y la ayuda de un desconocido, por lo que deberás dejar un buen karma mientras puedas. De esta manera, serás amable y te sentirás mejor contigo mismo.
7. Haz pequeñas acciones de amabilidad. No solo tendrás que ser amable con las personas más cercanas y más queridas. Si vas a barrer las hojas caídas de tu calle, tómate el tiempo para barrer las hojas de la calle de tu vecino. Deja que alguien se te adelante en la cola, pon más dinero en la jarra de las propinas. Tomarte el tiempo para hacer algo amable a un desconocido hará que se sienta valorado y esparcirás buen karma.
8. Evita juzgar. Juzgar a las personas antes de conocerlas será definitivamente algo descortés. Dales el beneficio de la duda y da por sentado que son buenas personas a menos que te den un motivo para pensar lo contrario. Aprende a mirar a las personas por lo que son en lugar de juzgarlas por su apariencia física o su manera de vestir. Podría tomarte mucho tiempo aprender a hacerlo, pero definitivamente será excelente para ser alguien amable.
9. Sé un buen oyente. Una de las mejores maneras de ser amable con la gente que conoces será tomarte el tiempo para escucharlos de verdad. Deja de hablar con tu otro amigo por celular y mirar a otro lado, más bien dale toda tu atención a esa persona importante para ti mientras absorbes todo lo que te diga. No la interrumpas de inmediato, déjala terminar, tampoco trates de “resolver” su problema de inmediato antes de haber comprendido la situación por completo. Así le demostrarás que es muy importante para ti.
10.             Recuerda siempre tratar a los demás como quieres que te traten a ti. La regla de oro consiste en que si tratas bien a los demás, te tratarán de igual manera, pero si eres sumamente desagradable, pensarán que eres malo y te ignorarán. Aunque no puedas sacarte de encima a alguien que te trate pésimo, ¿acaso querrá decir que tendrás que rebajarte a su nivel? La respuesta es un rotundo “no”. Más bien, deberás atosigarlo con amabilidad y salir de la situación como puedas.



11.             Procura que el ambiente sea relajado. Si no puedes evitar estar con alguien que te molesta, procura ser gracioso, bobo o hacer alguna payasada para aliviar la tensión. No te tomes tan en serio ni ahondes en temas más serios. Solo procura que todo sea divertido y relajado, así verás que será mucho más fácil llevarte bien y ser amable con esa persona. Si vas a hablarle de temas más serios, tendrás más posibilidades de ser descortés.